Habitualmente, en nuestra sociedad, se desperdicia muchísima comida, en todos los ámbitos y lugares. Desde nuestro propio hogar, de forma individual, hasta en los bares, restaurantes, supermercados y tiendas, etc. Y a ello podemos sumar los desperdicios generados en la elaboración de la comida precocinada.
Desperdicios por caducidad, por vistosidad y sabor de la comida recién hecha, por comida que se olvida en algún lugar, etc. Y mientras, millones de seres humanos no tienen nada que llevarse a la boca.
Durante las festividades de navidad y año nuevo la situación empeora debido a la multitud de platos, alimentos, dulces, bebidas, etc. que se nos ofrecen y probamos, comemos. Tal es la oferta y la ambición de nuestros ojos que no podemos con todo.
Como siempre, la primera decisión debe estar en el hogar y en mejorar la gestión de la comida en cada familia a fin de reducir desperdicios y priorizar el consumo de lo ya cocinado o abierto sobre otros alimentos.
Para ello, sin duda, también hay que saber y preocuparse por conservar bien las sobras y recuperarlas de forma adecuada a su consumo.
Hacer una gestión más eficiente de la comida no sólo reduce la basura que generamos, también se evitará la contaminación y el cultivo y procesado innecesario e, incluso, puede suponernos un interesante ahorro económico.
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miércoles, 30 de diciembre de 2015
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El escándalo global de la comida

El problema no es la falta de alimentos, sino todo lo contrario, su despilfarro.Esta investigación, tan objetiva como personal, aborda todos los aspectos de una de las cuestiones sociales y medioambientales más acuciantes, y muestra cómo la forma en que vivimos ha generado una crisis global de alimentos y qué podemos hacer para remediarla.
Reportaje.
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