viernes, 16 de julio de 2021

Carril bici sí, pero no así

La propuesta del equipo de gobierno del ayuntamiento de “pintar” un carril bici en el puente Felipe VI, suprimiendo una de las aceras de peatones, es un anacronismo que pone en evidencia la escasa sensibilidad del consistorio en materia de movilidad sostenible. Este puente, rodeado de polémica desde su aprobación inicial, sufrió una paralización cautelar de los tribunales pues al parecer la Junta de Castilla y León “olvidó” elaborar una preceptiva declaración de impacto ambiental. Resultaba inexplicable un fallo tan garrafal que invalidaba de plano todo el proyecto. Finalmente el proyecto se desbloqueó y fue puesto en funcionamiento hace unas dos décadas.

Dicho puente es de pleno siglo XXI, y los carriles bicis eran una realidad en todo el mundo salvo en Salamanca, donde cada nueva infraestructura “olvidaba” con premeditación y obstinación, pues se exigía en las alegaciones del proyecto, un carril bici de obra. Como se planificó mal de entrada, ahora, que los carriles bicis son una obligación legal, impuesta por la legislación europea para combatir el cambio climático, el ayuntamiento se ve obligado a meter con calzador dicha infraestructura suprimiendo una acera peatonal.

La obligación de incorporar carriles bicis en el planeamiento urbano tiene una finalidad esencial: luchar contra el cambio climático, reducir la contaminación, el ruido y la siniestralidad
que provoca el tráfico de automóviles. Nunca puede servir para desincentivar el desplazamiento a pie, como es el caso, suprimiendo aceras o provocando conflictos entre peatones y ciclistas mientras los coches circulan alegremente saltándose los límites de velocidad, por un puente con viales propios de una autovía urbana. Resultado: carriles de coches, 4, carriles bici y aceras, 1. Creamos un puente de alta capacidad para llegar antes al atasco.

No estamos hablando de implantar un carril bici en un puente romano, sino en un viaducto del siglo XXI. Suprimir una acera es un anacronismo propio de políticos que nunca creyeron en la movilidad sostenible, a pesar de que utilicen perversamente dicho término con fines puramente propagandísticos, a la vez que contradice de plano toda la normativa europea en materia de cambio climático.

La finalidad de implantar un carril bici debe de ir ligada indisolublemente a desincentivar la utilización del automóvil individual. Es decir, que el carril bici se debe de instalar en detrimento del coche privado, suprimiendo, si no hubiera otra alternativa, espacio de la calzada en la que, por otra parte, se deber de priorizar el transporte colectivo, como sucede en el resto de la Europa de nuestro entorno.

ÁNGEL SÁNCHEZ CORRAL

martes, 23 de febrero de 2021

Ayuntamiento de Salamanca: sobresaliente en márketing

Hace unos días salía nota de prensa del Ayuntamiento haciendo publicidad de las nuevas calles a 20 en algunos barrios. Algo con todo el sentido del mundo en dichas zonas, y de necesaria extensión a todas las zonas residenciales.

Sin embargo, más allá del marketing institucional, la realidad es que se siguen haciendo vías nuevas que son desproporcionadas a las demandas y a las necesidades futuras, como el vial del nuevo hospital (Paseo de la Transición Española): una gran vía de 50 km/h de cuatro carriles, que discurre entre el nuevo hospital y el río.  Se trata de una vía sobredimensionada (no es proporcional a la demanda real de uso de la misma), cuya amplitud y límite de velocidad a 50, así como la ausencia de radares, son sin lugar a dudas un efecto llamada al tráfico. Lo cual es completamente inapropiado en un entorno hospitalario y tampoco encaja con la supuesta intención del Ayuntamiento de pacificar el tráfico.

La Corporación, por el contrario, podría haber aprovechado para continuar con la lógica de Rector Esperabé, una calle que desde hace años es a 30, junto con, recientemente, el Paseo de Canalejas, para tener un anillo que circunvale el centro a 30 km/h. Una circunvalación de la zona central a 30 km/h permitiría que la calzada fuese ocupada también por bicis y patinetes ya que supondría una pacificación del tráfico. Pero además hubiera supuesto un ahorro en el dinero público invertido en dicha obra.

Imagen con propuesta de circunvalación a 30 km/h.

Las zonas de baja velocidad recientemente anunciadas deben ir controladas con radares fijos, e igualmente deben estar controladas las zonas a 50. Actualmente vivimos el sinsentido de calles muy tranquilas mientras que en otras no se controlan las carreras de coches, como es el Puente de la Universidad y  la Avenida Ignacio Ellacuría. En ambas vías, las velocidades del tráfico superan los 50 km/h con total normalidad sin que haya ningún control ni sanciones. Los peatones se sienten amenazados cruzando cualquiera de los pasos de peatones en estas vías. La inseguridad es total cuando se cruza el paseo de peatones del Puente de la Universidad con Avenida Ignacio Ellacuría, al tener que hacerlo con semáforo en amarillo intermitente ante la presión constante de los coches. Como llevamos años comprobando, los semáforos en intermitencia mientras cruzan los peatones no pacifican el tráfico y aumentan la inseguridad vial.

Teóricamente para afrontar esa inseguridad, el Ayuntamiento va a gastar 500.000 euros de las arcas públicas en una rotonda al final del Puente de la Universidad. Si bien, la rotonda se podría sustituir por un semáforo en rojo de toda la vida y nos podríamos gastar los 500.000 euros en otras medidas necesarias para aumentar la seguridad vial en la ciudad.

Otro de los problemas que tenemos es el intenso uso del coche para llevar a los niños y niñas al colegio, con la consiguiente invasión por la doble fila en calzada y aceras. En urbanismo se suele decir que si una ciudad se diseña para un niño, entonces todo el mundo cabe dentro. Hace años se publicó el libro “La ciudad de los niños”, de Francesco Tonucci, donde escribía: “Para la ciudad, puede considerarse al niño como un sensible indicador ambiental: si en la ciudad se encuentran niños que juegan, que pasean por sí solos, significa que la ciudad está sana; si en la ciudad no se encuentran niños significa que la ciudad está enferma” nota 1).

“Una ciudad donde los niños callejean es una ciudad segura, no sólo para ellos, sino también para los ancianos, los minusválidos y para todos los ciudadanos. Su presencia representa un estímulo para que los niños bajen y un factor disuasorio para los coches y para los demás peligros exteriores. La calle desierta es, en cambio, peligrosa para el niño que la cruza, porque el conductor no se lo espera; es peligrosa para todos porque facilita el crimen y lo vuelve impune. Pero para hacer que los niños salgan solos de casa hay que cambiar la ciudad, completa aunque gradualmente. La  ciudad, que ha crecido adoptando salvajemente la opción de la defensa, debe ser capaz de ofrecer alternativas, de apertura a la vida, de apertura al futuro. Hay que actuar, pues, en varios niveles y en varias direcciones”.

Una medida para acercarnos a una ciudad para los niños y las niñas es el diseño de rutas escolares seguras para todos los colegios. Es una medida que implica a todos: agentes de los barrios, comercios, así como a la policía local, en la protección de los niños que vayan andando o que circulen en bici por las infraestructuras dispuestas al efecto. Esto ya existe en varias localidades españolas que desde hace años acumulan experiencia desarrollando rutas escolares seguras.

Sin embargo, hace unas semanas, el Ayuntamiento de Salamanca en pleno rechazó una moción presentada por Izquierda Unida para crear caminos escolares seguros en la ciudad. En ella, el Grupo Mixto señalaba que “en los próximos meses nuestras calzadas y vías verán reducida la velocidad de  los vehículos tal y como se ha anunciado por parte del equipo de gobierno. Estas medidas y nuevo  modelo de ciudad suponen una oportunidad para retomar la creación de caminos escolares, propuesta aprobada por todos los grupos que conformaban la corporación en 2016.”

La moción a continuación detallada que los caminos escolares son “vías peatonales que se establecen en las rutas más utilizadas por el alumnado y tienen como objeto que los estudiantes más jóvenes acudan al colegio por su cuenta, de una forma segura, autónoma, a pie o en bicicleta. La creación de estas rutas seguras supone implicar tanto a los centros escolares como a los barrios en los que estos se encuentran. (…) es una manera de recuperar espacios para la infancia y hacer más habitables las calles de la ciudad”. “Estas iniciativas se constituyen en valiosas herramientas para evaluar y mejorar la accesibilidad, la seguridad y la amabilidad de nuestro entorno urbano. Además resulta ideal para concienciar sobre la necesidad de una movilidad sostenible (…) y una ayuda a las familias, que pueden  despreocuparse de acompañar a los escolares a sus centros de estudio”.

El Pleno, que tiene una composición de mayoría de derechas, diferente  la que había en 2016, ha rechazado esta moción, que concretamente solicitaba “la creación de un grupo de trabajo para elaborar una estrategia de cara a desarrollar caminos escolares seguros en la ciudad de Salamanca, integrado por representantes de la policía local, asociaciones de vecinos, asociaciones de padres y madres, Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León, personal técnico del Ayuntamiento de Salamanca, y el Concejal delegado de Policía, Tráfico y Transportes”.

Hace también unas semanas, Ecologistas en Acción presentaba los resultados de unas mediciones (nota 2) que han realizado en 7 ciudades de Castilla y León, entre ellas Salamanca, que arrojan una perspectiva comparativa entre las 7 ciudades analizadas. Las conclusiones principales del estudio han sido:
- La ciudad con peor situación de contaminación atmosférica es Salamanca, incluso en comparación con Valladolid.
- Ninguna ciudad del estudio tiene las estaciones oficiales colocadas en los lugares adecuados. Salamanca tampoco.
- Hay cuantificadas 1000 muestras directas al año por contaminación atmosférica sólo en Castilla y León.


Estos malos resultados aconsejan que en Salamanca se estudie con cautela la necesidad de abrir más vías a 50 km/h, así como la necesidad de reducir la velocidad de forma generalizada para que los medios de movilidad personal y las bicicletas puedan ir por la calzada, que es el lugar que les corresponde como vehículos que son. Asimismo, es necesario que el Ayuntamiento coloque la única estaciones de medición que tiene Salamanca en lugares representativos de la emisión de contaminación (no de la inmisión), en cumplimiento de su obligación de transparencia para con la ciudadanía en lo que atañe a la salud de ésta.

Sobre estos malos resultados de contaminación incide también la pésima política de vegetación arbórea que sigue el Ayuntamiento. El mal mantenimiento de los árboles hace que muchos no prosperen, y que muy pocos alcancen una envergadura idónea. Las devastadoras podas año tras año dejan a los ejemplares demasiado debilitados. Además, están las deforestaciones de vegetación que ha realizado en los últimos tiempos entorno al Puente Romano, Salas Bajas para hacer unos huertos urbanos, Aldehuela, así como la eliminación de vegetación para un desdoblamiento de la Avenida Ignacio Ellacuría (en lugar de reducir y controlar la velocidad en dicha vía, van a doblar el número de carriles) que incide, de nuevo, en los malos hábitos urbanos que se señalan en este artículo.

En definitiva, las ilusiones del marketing institucional a veces dificultan ver la realidad que se encuentras detrás: la ausencia de coherencia de políticas del Ayuntamiento. Mientras que por un lado se establecen calles a 20, por otro, se gasta más dinero público en avenidas sobredimensionadas en lugares inadecuados, en continuas deforestaciones y degradaciones de los espacios verdes (que no olvidemos que son sumideros de la contaminación). Todo ese dinero público se podría invertir en radares y en controles policiales de velocidad, en mejorar el arbolado de la ciudad, o en más instalaciones de medición de la calidad del aire, o en estudios para determinar el mejor lugar para instalar los equipos de medición de contaminación del aire, o para diseñar rutas escolares seguras y sostenibles. A pesar del marketing, seguimos viendo una falta de política preventiva de la contaminación y de la inseguridad vial por parte del Ayuntamiento.


1) 1997, “La Ciudad de los Niños”, Francesco Tonucci: https://books.google.es/books/about/La_ciudad_de_los_ni%C3%B1os.html?id=lzSEQwAACAAJ&redir_esc=y

2) La presentación completa del informe se puede ver en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=iwxwWk9DOWM

jueves, 7 de enero de 2021

Los huertos del Tormes: en realidad, un cementerio

Los huertos y demás actuaciones en el entorno del rio Tormes solo se pueden calificar como “urbanismo totalitario” y “nuevo parque temático”

Salamanca, 7 de enero de 2021

El proceso y resultado de urbanizar una zona seminatural de 13 hectáreas (Ha) para aprovechar, básicamente, 3 de huertos, ha supuesto, un destrozo ambiental, social y público, por mucho que quieran calificarlo de ecológico. Resulta evidente que nuestros gobernantes y demás “gente con poder” ni quieren ni saben practicar políticas y actuaciones democráticas y con claros objetivos sociales y ecológicos. El resultado deviene mucho más en un auténtico cementerio que va sepultando las necesidades, aspiraciones y derechos de la Ciudadanía y del Planeta.

La mayor parte de la superficie se ha perdido en una profusión de caminos excesivamente anchos, superfluos, superpuestos (paralelos o muy próximos unos a otros). Con intersecciones excesivas como ocurre en las autopistas, en las que hay que garantizar la visibilidad y seguridad manteniendo la velocidad. Con un trazado que nada tiene que ver con los senderos previamente existentes realizados, simplemente, por la gente que paseaba conectando Chamberí y Salas Bajas con Tejares, disfrutando de una zona tranquila, y con tupida vegetación de hierbas, árboles y arbustos.

Las parcelas de las huertas son ridículas y antiestéticas por su pequeño tamaño y/o forma poco adecuada para trabajarla. El paisaje, un desastre entre industrial decadente y cementerio de túmulos de cemento nada que ver con un posible paisaje rural con parcelas en mosaico variado, propio de cualquier agrupación de huertas, con algunas irregularidades e islas naturalizadas que favorecerían esa biodiversidad que tanto necesitamos.

Las vallas metálicas, demasiado visibles, el orden geométrico, las puertas, las rejas, los sarcófagos de hormigón, recuerdan a una cárcel o campo de concentración. La profusión de cámaras de videovigilancia, incluso en huertas y caminos, las patrullas de seguridad privada, los espacios abiertos completamente vacíos, el desprecio por lo pequeño y los detalles, redundan en lo anterior, reflejando una intención autoritaria, privatizadora y disciplinadora que reprime el disfrute de lo comunitario.

Todo lo anterior se une al desprecio y destrucción del ecosistema agrario y de ribera existente, la ausencia real de participación y control ciudadanos, las excesivas e innecesarias construcciones, el despilfarro de dinero y recursos públicos para beneficio de algunos empresarios y políticos, el pésimo proceso de destrucción-construcción sin control sobre plásticos, escombros y demás residuos, etc.

Todo ello configura un urbanismo que podríamos calificarlo de totalitario y libertino, un ejemplo más de las políticas liberales/fascistas que sufrimos en esta tierra, basadas en la corrupción, el clientelismo, el libertinaje de los poderosos, el individualismo, la represión de los derechos y libertades y de las mayorías, y la perversión de la democracia y sus valores.

Un orden liberal/fascista irracional donde la geometría y los intereses privados de constructores, políticos, medios de comunicación y demás privilegiados prevalecen, no solo sobre la estética, sino también y en especial sobre los mayores beneficios y eficiencia de lo natural, de lo espontáneo, de lo colectivo y comunitario, de lo hecho con amor. Una irracionalidad que nos la imponen en detrimento de lo racional y necesario para el uso comunitario y para un lugar que era arbolado, ribereño y agrario, tenía un gran potencial ecosocial y solo requería de una pequeña y blanda intervención.

Un orden libertino y totalitario que, resulta evidente para cualquiera, es incompatible con eso que los humanos venimos haciendo, pese a los malos gobernantes, desde hace miles de años: cultivar hortalizas y demás plantas, cooperar, trabajar en equipo, vivir en comunidad y en armonía con el planeta.

En resumen, que las 3 Ha de huertos y las otras actuaciones en la zona de 13 Ha eran posibles sin destruir una parte importante de la Ribera del Tormes que estaba en aceptable estado de conservación y cuyos bosques, vegas, riberas y tierras de labor prácticamente se han perdido; que la Ribera del Tormes solo necesitaba una intervención blanda y pequeña (limpieza, descontaminación, ligera reordenación, aprovechamiento de lo existente...) que conservara y mejorara sus estructuras agrarias y ambientales.

Que lo urbanizado, 13 Ha, resulta gravemente excesivo y contraproducente, más aún en un municipio ya excesivamente urbanizado, que cada año pierde habitantes y actividad a la vez que disminuye el peso de las áreas verdes y naturales, con gran número de viviendas y espacios (viales, industriales, comerciales, residenciales...) vacíos, sobredimensionados, innecesarios; y con un medioambiente y sociedad cada vez más precarizados y atacados.

Que en verdad se trata de falsos huertos y falso parque forestal y de ribera que, en realidad, constituyen un nuevo “parque temático” que acentúa la grave gentrificación (privatización, mercantilización...) de todo el municipio.

Que todas estas actuaciones de la EDUSI Tormes+ no cumplen ningún objetivo real de desarrollo sostenible, ni son ecológicos ni sociales, pese a la machacona y mentirosa propaganda oficial y mediática.


 

martes, 21 de noviembre de 2017

Matadero

"MATADERO" es el documental fruto de la mayor y más brutal investigación realizada para mostrar lo que la industria cárnica esconde y denunciar, de forma documentada y gráfica, la sistemática explotación y abuso de los animales.

Está realizado por el activista Tras los Muros en 58 mataderos ubicados en 10 estados de México y puede verse en su web.

viernes, 22 de septiembre de 2017

TORMES+, un proyecto de apariencias

El Ayuntamiento de Salamanca está elaborando el proyecto llamado Tormes+ financiado (50%) por el FEDER de la UE bajo unos parámetros determinados que el consistorio pretende meter con calzador para forzar su financiación.

Alguno de los ejes y estrategias fundamentales del proyecto se basan por un lado en la participación ciudadana y a través de las asociaciones relacionadas con los objetivos planteados y el llamado desarrollo urbano sostenible centrado en los retos ambientales como desarrollo del ahorro y la eficiencia energética en la actividad municipal, fomento del transporte público y el aumento de desplazamientos en bici y peatonales o configurar el Tormes como un espacio de oportunidades.

Pues bien tanto en el fondo como en la forma este proyecto presenta graves carencias relacionadas tanto con la participación ciudadana como por la sostenibilidad. Sabido es que en Salamanca la movilidad urbana es insostenible y presenta una preponderancia anacrónica del automóvil individual frente al transporte público, en bici o peatonal. Por otro lado resulta incomprensible cómo se ha marginado deliberadamente de la participación en este proyecto a las organizaciones ecologistas que llevan décadas luchando por la sostenibilidad desde cuando este término era tachado por quienes hoy gobiernan la ciudad como radical. Ahora, tanto la participación ciudadana como la sostenibilidad, son dos premisas necesarias para que el FEDER financie este proyecto. No cuestionamos la presencia de muchos de los colectivos que sí han sido citados por más que algunos de ellos no tienen mucho que ver con las áreas de actuación, pero es evidente que los colectivos ecologistas deben de estar presentes en la participación directa para el desarrollo de este proyecto.

Esa es la razón por la que la mayor parte del presupuesto se lo lleven, como siempre, obras de infraestructuras de cemento, desbroce, y construcción de aparcamientos que llenen la ribera de asfalto y promuevan el uso indiscriminado del automóvil contraviniendo los propios objetivos programáticos cacareados en su introducción. En ningún aspecto práctico este proyecto cuestiona el aumento del uso del automóvil en la ciudad que tanto contribuye al incremento de los gases del efecto invernadero entrando en contradicción con sus propios objetivos.

Cínicamente y para lavar la imagen, introduce con calzador, unos aerogeneradores para dar la imagen de sostenibilidad, cuando el propio partido del ayuntamiento está persiguiendo y reprimiendo la implantación de energías alternativas en el estado español.

Para más despropósito, este proyecto se solapa con el Plan Especial de Protección del Río Tormes anulado por los tribunales por carecer de Estudio de Impacto Ambiental.

Desde el Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca condenamos la exclusión, nada inocente, de este colectivo así como de Ecologistas en Acción de Salamanca y SOS Tormes, colectivos de probada trayectoria en materia de participación en la ciudad de Salamanca en materias relacionadas con el urbanismo y el desarrollo sostenible.

Por lo que exigimos al Ayuntamiento, que, en la medida de lo posible, rectifique  y convoque a las asociaciones ecologistas a cuantos trámites de participación se implementen en la ejecución del proyecto TORMES+.