Los 17 kilómetros entre la presa de la Almendra (2600 hectómetros cúbicos de agua del Tormes) y la desembocadura en el Duero permiten calificar al Tormes de "arroyo". Una situación que se remonta a 1970 y que se mantiene oculta al estar alejada de núcleos urbanos importantes.

El agua que la presa deja escapar es sólo el 1:120 del caudal que debería circular, por lo que el impacto ecológico es terrible y objeto de la estrategia nacional para la recuperación de caudales en los ríos de nuestro país.El pasado día 27 era noticia que el Consejo Nacional del Agua informaba favorablemente del Plan Hidrológico del Duero, lo que supondrá para el bajo Tormes el establecimiento de unos caudales mínimos que se fijan en 67,5 Hm3 anuales en años pluviométricos normales, frente a los, aproximadamente, 10 Hm3 actuales, con aportaciones que irán de los 2,6 m3/s en el mes de abril a los 1,8 m3/s del mes de agosto. Para establecer en mayor medida su significado, cabe señalar que la aportación que recibe el cauce del Tormes de la presa de Almendra es en estos momentos de, aproximadamente, 0,4 m3/s.
El Plan Hidrológico del Duero (PHD) establece como plazo el año 2015 para su ejecución, lo cual indica que a partir de este momento la Confederación Hidrográfica del Duero podrá en mayor medida exigir a la empresa Iberdrola que agilice la ejecución del proyecto para la creación de un dispositivo de evacuación que permita cumplir lo exigido en este documento.
En estos momentos por el bajo Tormes circula un caudal del 1% de su régimen natural, cuando este valor debería alcanzar cerca del 20% según la ley por la que se concedió su aprovechamiento.