martes, 23 de febrero de 2021

Ayuntamiento de Salamanca: sobresaliente en márketing

Hace unos días salía nota de prensa del Ayuntamiento haciendo publicidad de las nuevas calles a 20 en algunos barrios. Algo con todo el sentido del mundo en dichas zonas, y de necesaria extensión a todas las zonas residenciales.

Sin embargo, más allá del marketing institucional, la realidad es que se siguen haciendo vías nuevas que son desproporcionadas a las demandas y a las necesidades futuras, como el vial del nuevo hospital (Paseo de la Transición Española): una gran vía de 50 km/h de cuatro carriles, que discurre entre el nuevo hospital y el río.  Se trata de una vía sobredimensionada (no es proporcional a la demanda real de uso de la misma), cuya amplitud y límite de velocidad a 50, así como la ausencia de radares, son sin lugar a dudas un efecto llamada al tráfico. Lo cual es completamente inapropiado en un entorno hospitalario y tampoco encaja con la supuesta intención del Ayuntamiento de pacificar el tráfico.

La Corporación, por el contrario, podría haber aprovechado para continuar con la lógica de Rector Esperabé, una calle que desde hace años es a 30, junto con, recientemente, el Paseo de Canalejas, para tener un anillo que circunvale el centro a 30 km/h. Una circunvalación de la zona central a 30 km/h permitiría que la calzada fuese ocupada también por bicis y patinetes ya que supondría una pacificación del tráfico. Pero además hubiera supuesto un ahorro en el dinero público invertido en dicha obra.

Imagen con propuesta de circunvalación a 30 km/h.

Las zonas de baja velocidad recientemente anunciadas deben ir controladas con radares fijos, e igualmente deben estar controladas las zonas a 50. Actualmente vivimos el sinsentido de calles muy tranquilas mientras que en otras no se controlan las carreras de coches, como es el Puente de la Universidad y  la Avenida Ignacio Ellacuría. En ambas vías, las velocidades del tráfico superan los 50 km/h con total normalidad sin que haya ningún control ni sanciones. Los peatones se sienten amenazados cruzando cualquiera de los pasos de peatones en estas vías. La inseguridad es total cuando se cruza el paseo de peatones del Puente de la Universidad con Avenida Ignacio Ellacuría, al tener que hacerlo con semáforo en amarillo intermitente ante la presión constante de los coches. Como llevamos años comprobando, los semáforos en intermitencia mientras cruzan los peatones no pacifican el tráfico y aumentan la inseguridad vial.

Teóricamente para afrontar esa inseguridad, el Ayuntamiento va a gastar 500.000 euros de las arcas públicas en una rotonda al final del Puente de la Universidad. Si bien, la rotonda se podría sustituir por un semáforo en rojo de toda la vida y nos podríamos gastar los 500.000 euros en otras medidas necesarias para aumentar la seguridad vial en la ciudad.

Otro de los problemas que tenemos es el intenso uso del coche para llevar a los niños y niñas al colegio, con la consiguiente invasión por la doble fila en calzada y aceras. En urbanismo se suele decir que si una ciudad se diseña para un niño, entonces todo el mundo cabe dentro. Hace años se publicó el libro “La ciudad de los niños”, de Francesco Tonucci, donde escribía: “Para la ciudad, puede considerarse al niño como un sensible indicador ambiental: si en la ciudad se encuentran niños que juegan, que pasean por sí solos, significa que la ciudad está sana; si en la ciudad no se encuentran niños significa que la ciudad está enferma” nota 1).

“Una ciudad donde los niños callejean es una ciudad segura, no sólo para ellos, sino también para los ancianos, los minusválidos y para todos los ciudadanos. Su presencia representa un estímulo para que los niños bajen y un factor disuasorio para los coches y para los demás peligros exteriores. La calle desierta es, en cambio, peligrosa para el niño que la cruza, porque el conductor no se lo espera; es peligrosa para todos porque facilita el crimen y lo vuelve impune. Pero para hacer que los niños salgan solos de casa hay que cambiar la ciudad, completa aunque gradualmente. La  ciudad, que ha crecido adoptando salvajemente la opción de la defensa, debe ser capaz de ofrecer alternativas, de apertura a la vida, de apertura al futuro. Hay que actuar, pues, en varios niveles y en varias direcciones”.

Una medida para acercarnos a una ciudad para los niños y las niñas es el diseño de rutas escolares seguras para todos los colegios. Es una medida que implica a todos: agentes de los barrios, comercios, así como a la policía local, en la protección de los niños que vayan andando o que circulen en bici por las infraestructuras dispuestas al efecto. Esto ya existe en varias localidades españolas que desde hace años acumulan experiencia desarrollando rutas escolares seguras.

Sin embargo, hace unas semanas, el Ayuntamiento de Salamanca en pleno rechazó una moción presentada por Izquierda Unida para crear caminos escolares seguros en la ciudad. En ella, el Grupo Mixto señalaba que “en los próximos meses nuestras calzadas y vías verán reducida la velocidad de  los vehículos tal y como se ha anunciado por parte del equipo de gobierno. Estas medidas y nuevo  modelo de ciudad suponen una oportunidad para retomar la creación de caminos escolares, propuesta aprobada por todos los grupos que conformaban la corporación en 2016.”

La moción a continuación detallada que los caminos escolares son “vías peatonales que se establecen en las rutas más utilizadas por el alumnado y tienen como objeto que los estudiantes más jóvenes acudan al colegio por su cuenta, de una forma segura, autónoma, a pie o en bicicleta. La creación de estas rutas seguras supone implicar tanto a los centros escolares como a los barrios en los que estos se encuentran. (…) es una manera de recuperar espacios para la infancia y hacer más habitables las calles de la ciudad”. “Estas iniciativas se constituyen en valiosas herramientas para evaluar y mejorar la accesibilidad, la seguridad y la amabilidad de nuestro entorno urbano. Además resulta ideal para concienciar sobre la necesidad de una movilidad sostenible (…) y una ayuda a las familias, que pueden  despreocuparse de acompañar a los escolares a sus centros de estudio”.

El Pleno, que tiene una composición de mayoría de derechas, diferente  la que había en 2016, ha rechazado esta moción, que concretamente solicitaba “la creación de un grupo de trabajo para elaborar una estrategia de cara a desarrollar caminos escolares seguros en la ciudad de Salamanca, integrado por representantes de la policía local, asociaciones de vecinos, asociaciones de padres y madres, Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León, personal técnico del Ayuntamiento de Salamanca, y el Concejal delegado de Policía, Tráfico y Transportes”.

Hace también unas semanas, Ecologistas en Acción presentaba los resultados de unas mediciones (nota 2) que han realizado en 7 ciudades de Castilla y León, entre ellas Salamanca, que arrojan una perspectiva comparativa entre las 7 ciudades analizadas. Las conclusiones principales del estudio han sido:
- La ciudad con peor situación de contaminación atmosférica es Salamanca, incluso en comparación con Valladolid.
- Ninguna ciudad del estudio tiene las estaciones oficiales colocadas en los lugares adecuados. Salamanca tampoco.
- Hay cuantificadas 1000 muestras directas al año por contaminación atmosférica sólo en Castilla y León.


Estos malos resultados aconsejan que en Salamanca se estudie con cautela la necesidad de abrir más vías a 50 km/h, así como la necesidad de reducir la velocidad de forma generalizada para que los medios de movilidad personal y las bicicletas puedan ir por la calzada, que es el lugar que les corresponde como vehículos que son. Asimismo, es necesario que el Ayuntamiento coloque la única estaciones de medición que tiene Salamanca en lugares representativos de la emisión de contaminación (no de la inmisión), en cumplimiento de su obligación de transparencia para con la ciudadanía en lo que atañe a la salud de ésta.

Sobre estos malos resultados de contaminación incide también la pésima política de vegetación arbórea que sigue el Ayuntamiento. El mal mantenimiento de los árboles hace que muchos no prosperen, y que muy pocos alcancen una envergadura idónea. Las devastadoras podas año tras año dejan a los ejemplares demasiado debilitados. Además, están las deforestaciones de vegetación que ha realizado en los últimos tiempos entorno al Puente Romano, Salas Bajas para hacer unos huertos urbanos, Aldehuela, así como la eliminación de vegetación para un desdoblamiento de la Avenida Ignacio Ellacuría (en lugar de reducir y controlar la velocidad en dicha vía, van a doblar el número de carriles) que incide, de nuevo, en los malos hábitos urbanos que se señalan en este artículo.

En definitiva, las ilusiones del marketing institucional a veces dificultan ver la realidad que se encuentras detrás: la ausencia de coherencia de políticas del Ayuntamiento. Mientras que por un lado se establecen calles a 20, por otro, se gasta más dinero público en avenidas sobredimensionadas en lugares inadecuados, en continuas deforestaciones y degradaciones de los espacios verdes (que no olvidemos que son sumideros de la contaminación). Todo ese dinero público se podría invertir en radares y en controles policiales de velocidad, en mejorar el arbolado de la ciudad, o en más instalaciones de medición de la calidad del aire, o en estudios para determinar el mejor lugar para instalar los equipos de medición de contaminación del aire, o para diseñar rutas escolares seguras y sostenibles. A pesar del marketing, seguimos viendo una falta de política preventiva de la contaminación y de la inseguridad vial por parte del Ayuntamiento.


1) 1997, “La Ciudad de los Niños”, Francesco Tonucci: https://books.google.es/books/about/La_ciudad_de_los_ni%C3%B1os.html?id=lzSEQwAACAAJ&redir_esc=y

2) La presentación completa del informe se puede ver en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=iwxwWk9DOWM

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