miércoles, 15 de abril de 2015

Tarde y mal

Las obras de creación de un nuevo tramo de carril-bici en la zona de la potabilizadora ya fueron criticadas en este espacio por la bárbara actuación.

A ello podemos unir miles de detalles e incluso que la regeneración, recuperación, etc. que desde las instituciones se "vende" por medio de la prensa, no es tal. En buena medida porque parte de los terrenos de este tramo son inundables (véase el trozo frente a las MM. Bernardas).

Pero a mayores de todas las críticas que desde el plano medioambiental podemos hacer a esta obra, hoy nos quedaremos con el engaño y la manipulación que nuestros políticos quieren ejercer sobre la población dando a entender que ellos hacen, ellos consiguen y ellos nos dan.

Lo último está claro que no es así, que el dinero que invierten no es suyo, es nuestro. Y sobre lo de hacer, es discutible mientras no haya un sistema de participación ciudadana de sometimiento de las prioridades a la decisión del pueblo.

Pero hoy nos quedaremos con la parte electoralista de la cuestión.
El 11 de noviembre de 2013 una nota de prensa de la Confederación Hidrográfica del Duero titulaba: "El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente invierte en Salamanca más de cuatro millones de euros en la recuperación de la ribera del Tormes y la mejora de las instalaciones de la estación depuradora" .

El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), a través de la Confederación Hidrográfica del Duero, invertirá 1.088.998 euros en la recuperación medioambiental de la ribera de la margen derecha del Tormes a su paso por Salamanca, entre la estación de tratamiento de agua potable (ETAP) y el puente de Juan Carlos I.
Esta actuación, que forma parte del II Plan de Restauración de Riberas que el MAGRAMA ejecuta en la cuenca del Duero, será financiada en un 80% por  fondos europeos.

Este proyecto tiene como principal objetivo el acondicionamiento de las  riberas y el entorno del río Tormes mediante la construcción de sendas,  carriles bici y áreas de descanso. También se restituirá la vegetación riparia autóctona, tanto arbórea como arbustiva, y se crearán sistemas contra la erosión de las márgenes. Además, se construirán pasarelas longitudinales de 
madera que permitan salvar las zonas discontinuas de la senda.

Las obras consistirán en el saneo de la vegetación en el entorno de la ETAP  mediante limpieza y poda, recuperando el paisaje característico de un  espacio fluvial. También se plantarán especies autóctonas arbóreas, arbustivas y gramíneas entre la ETAP y el puente de Juan Carlos I.
Además, se crearán más de 650 metros de senda y carril bici adyacentes a la ribera y se construirán dos pasarelas longitudinales de madera, de 60 y 22  metros de longitud, que permiten conectar los distintos tramos del conjunto senda-carril bici. Por último, se creará una zona de esparcimiento en la zona municipal de acopios existente, que incluya la extensión de tierra vegetal, plantaciones de especies autóctonas, paseos de pavimento natural y dotaciones de uso público, recuperando este punto tanto medioambiental como socialmente y potenciando aún más el uso recreativo.
Ese día, en la presentación pública del proyecto, en el Ayuntamiento de Salamanca, se apuntaba que las obras estarían concluidas a mediados del año 2014.

Incluso, el cartel de la obra lo dice "seis meses de ejecución".
Viendo cómo se encontraba la ejecución a comienzos del mes de mayo del año 2014, no es difícil pensar que así podría ser. Es más, a finales del verano la obra estaba terminada, a falta de últimos detalles (bancos, pintura, etc.), pero en ella no se trabajaba.

Pero no ha sido hasta el 9 de marzo de 2015 cuando se ha inaugurado. Tenemos que preguntarnos si la inauguración de esa obra, realizada para uso y disfrute de los salmantinos, ha sido retrasada por motivos electorales o de agenda de la Sra. Ministra. Cualquiera de las dos posibilidades son igualmente censurables.

jueves, 9 de abril de 2015

Por un futuro sin más Chernobiles y ni Fukushimas

Cuando en la noche del  26 de abril de 1.986 saltó por los aires el reactor nº 4 la central del Chernóbil en el norte de Ucrania, las autoridades soviéticas  perdieron un tiempo precioso en el que podrían haber evacuado a población circundante a 100 km. de distancia del suceso y haber evitado que la población incluida en este radio de acción se viera afectada de lleno por los efectos de la radiación que siguieron a la explosión con la expulsión a la atmósfera del cóctel radiactivo.

Nos dijeron que todo fue una consecuencia nefasta de la decadencia del sistema comunista soviético y su burocracia ineficaz. Esto no iba a ocurrir nunca en el mundo occidental tecnológicamente desarrollado.

El mantra que durante décadas repitió el lobby nuclear de energía limpia, barata y segura se resquebrajó el 11 de marzo de 2.011 al reproducirse en Japón la pesadilla de Ucrania. Fukushima puso de manifiesto una vez más como los protocolos de seguridad y los controles de las instalaciones nucleares se convierten en papel mojado cuando de una u otra manera se produce la catástrofe.

Lo que sabemos a estas alturas sobre Chernóbil, 29 años después del "accidente", no deja de ser la premonición de lo que conoceremos sobre Fukushima dentro de un par de décadas. Al igual que las autoridades rusas y la Organización Mundial de la Salud minimizaron interesadamente el número y el grado de afectados por la radiación, el mortal veneno de los isótopos radiactivos generados tras la explosión, ha hecho que el sur de Bielorrusia sea un laboratorio viviente de mutaciones genéticas y enfermedades asociadas a la radiactividad, -sobre todo en la población que nació y creció en los años posteriores al desastre- en Japón, la compañía TEPCO y las autoridades japonesas se afanan en hacernos creer el mensaje de que todo está controlado, aunque nos informan que tardarán 40 años en desmantelar los reactores dañados, y allí, al igual que en Chernóbil, los núcleos fundidos de los reactores siguen emitiendo altas dosis de radiactividad, y lo seguirán haciendo durante miles de años.


jueves, 2 de abril de 2015

Por un futuro después de Chernóbil y Fukushima

Dentro de los actos programados en multitud de localidades, en el contexto de la V Semana de Acción Europea "Por un futuro después de Chernóbil y Fukushima", el Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca, junto con FEDASIB (Federación Nacional de Acción Social con la Infancia de Bielorrusia), organiza la charla "Chernóbil: pasado y presente".

Será este próximo jueves, 9 de abril, e intervendrá Vladimir Babenko, quien trabaja en el laboratorio Belrad, dedicado a tratar a personas contaminadas por la radiación de Chernóbil. La charla comenzará a las 7 de la tarde en el Aula 34 de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Salamanca (con entrada libre hasta completar el aforo).

Al día siguiente, 10 de abril, Vladimir Babenko tendrá un encuentro con alumnos de los institutos Venancio Blanco y Fernando de Rojas.

lunes, 30 de marzo de 2015

Discurso a conveniencia

El equipo de propaganda del Ayuntamiento de Salamanca vende las cosas siempre en sentido positivo. Si se hace un paso de peatones (no creemos que se haya hecho ninguno en esta legislatura) o se rebajan bordillos o se ponen nuevas baldosas, etc. es porque se atienden las peticiones de las personas (nunca nos llaman ciudadanos) para hacer de Salamanca una ciudad más accesible, bla, bla, bla.

Cuando se quitan pasos de peatones o se construyen nuevas rotondas (en las que el peatón es el gran perjudicado) o se habilitan plazas de aparcamiento en batería, etc. es para facilitar la fluidez del tráfico, mejorar la seguridad en nuestras calles, bla, bla, bla.
¿No será que quitar pasos de peatones es una medida en contra de la accesibilidad?. Lo es. Y por tanto no esperamos que el Alcalde se haga una foto quitando un paso de peatones.
Estos días de atrás se han retirado cuatro en la Avenida de Portugal, para goce de los automovilistas. Precisamente en sitios muy significativos como un supermercado o un colegio.

Ahora los peatones (todos nosotros) tendrán menos opciones de paso y se verán obligados a dar un mayor rodeo (el tiempo de los peatones no vale nada); y los coches, que son los que atropellan, podrán alcanzar mayores velocidades con las que hacer más daño.

Hasta la poda-tala de árboles dicen que es para evitar atropellos. Menudo discurso. A conveniencia.




miércoles, 25 de marzo de 2015

Salamanca rotonda

El trabajo del grupo de expertos "Nación rotonda" nos gusta en la misma proporción en la que las rotondas no nos gustan.

Las rotondas han servido durante las dos últimas décadas como inversión mediático-urbanística para que los políticos transmitieran a los "incomprendidos" conductores que estaban muy preocupados (usando el dinero ajeno) por alcanzar la fluidez del tráfico.
Actualmente vivimos en Salamanca un rebrote de esa fiebre con la materialización de varias rotondas.
Las rotondas lo que si dan al coche es más presencia en nuestras calles, más poder, más espacio... en detrimento del peatón que ve cómo los pasos de cebra tienen que ser desplazados varios-bastantes metros con respecto a su itinerario.

Las rotondas, en sí, no son nada del otro mundo, ni son una solución, pero son una inversión y una forma construir hitos para la ciudad donde no había nada. Como ejemplo, en pocos días tendremos en Salamanca una rotonda dedicada a la "Unión Deportiva Salamanca". Lo que antes era un "cruce" ahora es la "rotonda de...". ¿Qué rotonda de cierta entidad no está dedicada a algún personaje o hecho histórico?. Así, además, se crean afinidades y se logran más fotos en la prensa.
El coste de esculturas y otros motivos decorativos son excusas perfectas para inflar presupuestos y generar sobrecostes que a algún sitio irán a parar.
Las rotondas, en medio del asfalto, computan como zona verde (si hay hierba, claro). De esta forma los fríos datos nos hablan de una ciudad más habitable aunque no podamos usar y disfrutar de esos metros cuadrados.

Las rotondas son, por su naturaleza, puntos negros. Permitir el acceso libre y que los propios coches regulen su acceso (evitando esperas ante un semáforo), junto con la mala conducción, las han convertido en lugares peligrosos que muchos conductores prefieren evitar.

La rotonda es, por tanto, un símbolo del engaño, la tergiversación, el embobamiento y la corrupción que durante las últimas décadas ha campado por nuestro país. En Salamanca no nos quedamos atrás.