El humo del diésel estaba desde 1988 considerado como posible cancerígeno (grupo 2A de la escala), pero ahora sube al primer escalón.
A partir de ahora los Gobiernos tienen una evidencia sólida para considerar si endurecen los umbrales de emisión de los diésel. El problema viene por las políticas seguidas hasta ahora en las que el diésel era primado, tanto en la fiscalidad del vehículo, como en la del combustible, al emitir menos gases de efecto invernadero y consumir menos combustible. En España, siete de cada 10 coches que se matriculan son diésel.
Con el uso del diésel se están emitiendo más partículas en suspensión y óxidos de nitrógeno que con los motores de gasolina. Por eso los diésel generan más problemas de contaminación del aire en las ciudades. "La gente está expuesta no solo por el humo de los vehículos, sino también por el procedente de otros modos de transporte (barcos o trenes) y de plantas de generación eléctrica".
Como en muchos compuestos que causan cáncer, se conoce el problema pero no el nivel a partir del cuál se puede disparar la enfermedad. Además, dependen factores genéticos y de otros estilos de vida.Diferentes expertos piden valentía para atajar el problema de los vehículos diésel: "Las ciudades españolas parecen tener miedo de aplicar esas medidas restrictivas. Es necesario un plan para renovar esos coches, aunque estemos en crisis. No son muchos; solo los antiguos, a los que habría que prohibir la entrada al centro".
Investigadores españoles relacionaron en 2010 la contaminación de las partículas del gasóleo con el aumento de la mortalidad por infartos, cardiopatías isquémicas e ictus.Desde el sector automovilístico se escudan, al fin y al cabo nunca están satisfechos con las medidas en favor del consumo de automóviles, en las mejoras implementadas en los filtros de los vehículos que, aun en el caso de los más nuevos y eficientes, son insuficientes.
Los sindicatos, conscientes de la situación de los trabajadores de talleres, garajes, y otros lugares cerrados estiman que habrá que tomar medidas de protección laboral.
Para Christopher Wild, director de la Agencia de Cáncer de la OMS, a corto plazo los Gobiernos tienen que endurecer las normas y apunta que "del tabaco hemos aprendido que una de las formas más eficaces de abordar el problema es mediante impuestos y una política de precios más que con las decisiones individuales. Además, muestra que si hay voluntad política se puede atajar".
Aunque el diésel "también está relacionado con el asma y las enfermedades cardiovasculares", "no entendemos cuál es la mezcla de las sustancias que causa el cácer, así que no podemos trasladar directamente que el cambio en la composición del humo mejore la salud" y recuerda que "los fabricantes de automóviles ya han hecho grandes esfuerzos e inversiones [...] porque sabían que había un problema de salud pública y seguirán haciéndolo si hay concienciación".
Ahora la decisión sobre la salud de las personas queda en manos de ellas mismas, ahora que se sabe, "la población puede presionar a su Gobierno para que endurezca las normas de emisión".
Mientras no exista de forma universal una energía que sustituya al diésel la opción pasa por reducir el consumo y el transporte alegre y desenfadado y no despreciar los efectos del humo.
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