Es importante, es necesario y es deber del Ayuntamiento mantener en buen estado las aceras de las calles de Salamanca. A veces los parches no son suficientes y la solución pasa por reconstruir la acera: nivelarla, recuperar bordillos, etc. Incluso hoy en día estas operaciones urbanísticas se aprovechan para reordenar el tráfico e impedir las muchas libertades que se toman algunos conductores. También, para intentar hacer más amables y seguras nuestras calles, con más árboles o aceras más anchas.
El caso es que este verano Salamanca ha tenido un alto nivel de actividad en esta cuestión, pero sólo es coincidencia, precisamente lo que han criticado conductores, partidos de la oposición, etc. En resumen: mala planificación.
Que se sepa no ha sido para tanto pero si es verdad que las cosas se han podido hacer mejor. Por ejemplo, ¿para qué mantener vallas que limitan espacio de trabajo (a mayores del espacio sobre el que se trabaja) durante los fines de semana?.
El tiempo dirá si la inversión ha merecido la pena. Por lo pronto es bueno que se invierta más en las aceras, que están todas muy olvidadas, a diferencia de las calzadas. Pero crear nuevos aparcamientos en batería, no aprovechar para ensanchar aceras, ni para mejorar el itinerario del peatón, revisar paradas de autobús y mobiliario urbano, están entre las carencias de estas intervenciones que se hacen más para dejar la huella personal que por la verdadera intención de hacer de Salamanca una ciudad mejor. Sólo hay que ver que las aceras remodeladas pertenecen a grandes calles, olvidando todas aquellas otras que pueden ser tanto o más transitadas y pueden encontrarse en tanto o peor estado.
A ello debemos añadir una nueva operación de rebaje de bordillos. Cuando ya nos habíamos creído que estaban todos rebajados, si nos atenemos a las notas triunfalistas del Gabinete de Prensa del Excelentísimo.
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