Ahora nos dice "los partidos ya no son suficientes" y nos moviliza, nos interpela.A pesar de la crítica radical a los partidos políticos, no hay que dejar de apreciar la democracia y advierte de la necesidad urgente de utopías en la vida política. "Un partido es como un escudo, una estructura cerrada y casi genéticamente hermética a la sociedad", pero ¿es posible la transformación de la cultura política para que responda a los movimientos sociales y esté guiada por la voluntad de construir un "bien común"?.
Si la elección ciudadana se reduce a poder cambiar gobiernos sin poder cambiar políticas, es necesario hacer un ejercicio de reflexión para que surja un sujeto capaz de representar, articular y agitar al conjunto de ciudadanos que quieran darle una vuelta a la Europa de la troika. Propone un reformismo moderno, imaginativo y subversivo en el que las alianzas entre la izquierda defiendan un proyecto autónomo de transformación ecológica y una modernización económica, social y política.
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