Andy Robinson narra en "Un reportero en la montaña mágica. Cómo la élite económica de Davos hundió el mundo" eso mismo: los males endémicos (o al menos sus incongruencias) del sistema que nos gobierna y que fueron trazados en la pequeña localidad suiza.
"Davos es el Facebook en el que ni tú ni yo jamás recibiremos una invitación para asistir: Tarifa mínima por hacerte miembro del WEF: 50.000 dólares anuales, más 19.000 por cada foro. Si quieres ir subiendo de estatus en el escalafón, tendrás que hacerte miembro asociado y satisfacer una cuota de 156.000 dólares más. Y 567.000 dólares si aspiras a ser socio estratégico."
El reportero Andy Robinson se desplaza por el laberíntico centro de congresos, por los bares de la estación de esquí y los atascos de limusinas para averiguar cómo la élite, ese 1% más rico, se garantiza el porvenir a costa del ciudadano, apoyando medidas que sigan incrementando la polarización de las rentas y el crecimiento de su propia riqueza.
Davos es el ágora en la que el cinismo se viste de filantropía y el pensamiento único de debate abierto. Un lugar en el que Bono y Clinton se erigen en profetas, las estrellas del periodismo olvidan su compromiso con el público y los académicos aleccionan al personal sobre los beneficios del sistema capitalista y los males del intervencionismo ante banqueros y empresarios venidos de todo el mundo.
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