El "árbol" que aparece en la imagen de la derecha (superpodado, dependiente de unos tirantes y que ya dispone de unas flores a sus pies) estaba hace meses en la Plaza de España, desde donde fue trasplantado hasta una zona verde del barrio del Arrabal -frente al Puente Romano-.
Este tipo de operaciones, tan mediáticas por su excepcionalidad y resolutivas para que nuestros políticos no parezcan arboricidas en primera instancia, demuestran que los árboles son seres vivos y no papeleras, farolas o bancos que realizan su función en cualquier lugar.
El árbol padece las consecuencias del traslado en cuanto a luz, sombras, entorno, humedad ambiental, riegos... qué decir de sus raíces.
Señores políticos, además de perder tiempo y dinero, han matado un árbol.
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miércoles, 28 de agosto de 2013
domingo, 25 de agosto de 2013
Que asfalten las aceras
La operación asfalto que cada mes de agosto llega a Salamanca afectará esta noche al tramo del Paseo de Canalejas comprendido entre el Paseo de San Antonio y la Plaza de España.
Los trabajos previos a la aplicación de la capa de aglomerado y a otras obras en la mediana, ya nos han permitido comprobar que lo noticioso no es el asfaltado, lo noticioso son sus consecuencias.
Independientemente de que quien necesita cuidados e inversiones son las aceras (estrechas, desniveladas, con baldosas sueltas, con baldosas rotas -por los coches-, llenas de obstáculos -cuadros de registro, farolas, chirimbolos publicitarios, contenedores, coches mal aparcados...-) pero éstos no llegarán hasta que los comerciantes se quejen porque el agua de lluvia, al estar las aceras por debajo de la calzada, se les meta en las tiendas. En este caso, insistimos, debemos fijarnos en otras actuaciones que se van a materializar con este asfaltado y que no son más que la aplicación de un Plan de Movilidad oculto que entrega la ciudad al coche y manda a los peatones "a paseo".
A partir de ahora los peatones procedentes o con destino el Paseo Estrecho de San Antonio tendrán que caminar unos metros más para cruzar hacia el centro de la ciudad. Será si o si, ya que el Ayuntamiento se encargará de poner una valla (¡también en la acera!) para que no crucen por donde deberían y sí por donde a los coches les conviene.
Lo mismo ocurrirá enfrente del colegio de las Salesianas donde la mediana desaparecerá para que los autobuses metropolitanos se incorporen desde la Calle Padilla hasta Paseo de Canalejas y luego bajen por Sancti Spiritus (eso será otro tema). El paso de peatones, ahí, se subirá unos cuantos metros más, alejándolo, también, del itinerario peatonal que debe hacer coincidir los pasos de peatones con la continuidad de las aceras.
Estas medidas hace un año fueron tomadas en la Plaza España y Gran Vía, con resultados nefastos para la comodidad de los peatones, para su movilidad e incluso para la convivencia con el coche. De otra forma, son medidas contrarias a los objetivos del Plan de Movilidad tanto de palabra-intención como de porcentaje-tendencia.
Aceras arruinadas y calzadas cuidadas, peatones discriminados y coches favorecidos... el Ayuntamiento debería ser más claro y no ocultar sus deseos. Que asfalten las aceras.
Los trabajos previos a la aplicación de la capa de aglomerado y a otras obras en la mediana, ya nos han permitido comprobar que lo noticioso no es el asfaltado, lo noticioso son sus consecuencias.
Independientemente de que quien necesita cuidados e inversiones son las aceras (estrechas, desniveladas, con baldosas sueltas, con baldosas rotas -por los coches-, llenas de obstáculos -cuadros de registro, farolas, chirimbolos publicitarios, contenedores, coches mal aparcados...-) pero éstos no llegarán hasta que los comerciantes se quejen porque el agua de lluvia, al estar las aceras por debajo de la calzada, se les meta en las tiendas. En este caso, insistimos, debemos fijarnos en otras actuaciones que se van a materializar con este asfaltado y que no son más que la aplicación de un Plan de Movilidad oculto que entrega la ciudad al coche y manda a los peatones "a paseo".
A partir de ahora los peatones procedentes o con destino el Paseo Estrecho de San Antonio tendrán que caminar unos metros más para cruzar hacia el centro de la ciudad. Será si o si, ya que el Ayuntamiento se encargará de poner una valla (¡también en la acera!) para que no crucen por donde deberían y sí por donde a los coches les conviene.
Lo mismo ocurrirá enfrente del colegio de las Salesianas donde la mediana desaparecerá para que los autobuses metropolitanos se incorporen desde la Calle Padilla hasta Paseo de Canalejas y luego bajen por Sancti Spiritus (eso será otro tema). El paso de peatones, ahí, se subirá unos cuantos metros más, alejándolo, también, del itinerario peatonal que debe hacer coincidir los pasos de peatones con la continuidad de las aceras.
Estas medidas hace un año fueron tomadas en la Plaza España y Gran Vía, con resultados nefastos para la comodidad de los peatones, para su movilidad e incluso para la convivencia con el coche. De otra forma, son medidas contrarias a los objetivos del Plan de Movilidad tanto de palabra-intención como de porcentaje-tendencia.
Aceras arruinadas y calzadas cuidadas, peatones discriminados y coches favorecidos... el Ayuntamiento debería ser más claro y no ocultar sus deseos. Que asfalten las aceras.
viernes, 23 de agosto de 2013
El arbolado urbano sin protección
En las últimas décadas la ciudad de Salamanca ha sufrido un proceso de remodelación viaria y los espacios verdes que se ha caracterizado por el uso excesivo del hormigón en detrimento del arbolado urbano maduro. En cada proyecto de obra, los árboles eran considerados un estorbo que había que eliminar para facilitar el trabajo a la maquinaria pesada. Con el pretexto de que se plantarían nuevos árboles hemos perdido auténticos paseos verdes y parques arbolados que brindaban sombra y protección frente al implacable sol veraniego de Castilla.
Entre las innumerables pérdidas de arbolado podemos recordar las Plazas de la Fuente, Gabriel y Galán, Vidal, España, los Paseos de la Estación, Canalejas y Carmelitas, y calles como Gran Vía, Federico Anaya, Padre Cámara, Comuneros y espacios como el jardín de la Santísima Trinidad y el parque de Würzburg. Prácticamente no ha habido ninguna de remodelación ni urbanización que no se haya llevado arbolado por delante.
Cuando hablamos de la defensa de los árboles nos referimos a ejemplares que pueden proyectar una sombra de decenas de metros cuadrados y no esos “chupachups” abundantes en nuestras calles, pero que no son capaces de protegernos del sol y del calor estivales. Un árbol es muy distinto de un arbusto, pero esto parece que no lo entienden en el Ayuntamiento. Estos arbustos pueden servir de adorno, pero nada más. No refrescan el ambiente, no dan sombra, ni absorben apenas CO2. En estas fechas nuestra ciudad empedrada y hormigonada se convierte en un verdadero horno que sólo algunos sufridos turistas se atreven a pasear.
La fobia institucional al árbol está provocando que el implacable sol del verano afecte a comercios, a los coches aparcados y a los peatones que deambulan o esperan en un semáforo o en la parada del bus. Es decir, a la vida cotidiana de los vecinos de Salamanca, haciendo menos habitable su ciudad. Las excusas para cortar por lo sano o para podar de forma radical solo sirven para justificar unos tratamientos profundamente agresivos y dañinos para los árboles propios de mentalidades escasas de miras en lo que se refiere a la convivencia ciudadana y el papel beneficioso de la Naturaleza para el conjunto de la ciudad.
Parques como el de la Alamedilla o el de Garrido, amenazados por la construcción de sendos aparcamientos subterráneos, son ejemplos de cómo el árbol siempre pierde y nunca se queja. Para las autoridades municipales el árbol no tiene valor, no tiene importancia y es tratado como mobiliario urbano de quita y pon; olvidándose de que además de ser uno de los elementos más caros, el árbol es un ser vivo. Y desde luego la palma se la lleva Lanzarote, que debería pasar a la historia como el alcalde-leñador.
La Plaza de los Bandos, otro pequeño pero importante espacio verde en el centro de la ciudad histórica, ha perdido una parte significativa de sus árboles en los últimos años, los que quedan han menguado su porte y otros se mueren irremediablemente. Ha perdido su sombra porque “quizá” se trataba de un estorbo a la hora de acoger esas gigantescas carpas mercantiles que allí se instalan y que impiden el disfrute de la plaza a los vecinos. Sus árboles nunca han recibido los cuidados, el espacio y el respeto que necesitaban y merecen.
Es por ello por lo que, desde esta asociación ecologista, consideramos que las ordenanzas municipales y las múltiples cartas, declaraciones... e incluso la Agenda 21 Local son obviadas por el Ayuntamiento de Salamanca; dando como resultado una política alejada de la corriente mundial, la cual apuesta por reforestar las ciudades y porque los árboles tengan mayor presencia en las calles y en los parques.
Entre las innumerables pérdidas de arbolado podemos recordar las Plazas de la Fuente, Gabriel y Galán, Vidal, España, los Paseos de la Estación, Canalejas y Carmelitas, y calles como Gran Vía, Federico Anaya, Padre Cámara, Comuneros y espacios como el jardín de la Santísima Trinidad y el parque de Würzburg. Prácticamente no ha habido ninguna de remodelación ni urbanización que no se haya llevado arbolado por delante.
Cuando hablamos de la defensa de los árboles nos referimos a ejemplares que pueden proyectar una sombra de decenas de metros cuadrados y no esos “chupachups” abundantes en nuestras calles, pero que no son capaces de protegernos del sol y del calor estivales. Un árbol es muy distinto de un arbusto, pero esto parece que no lo entienden en el Ayuntamiento. Estos arbustos pueden servir de adorno, pero nada más. No refrescan el ambiente, no dan sombra, ni absorben apenas CO2. En estas fechas nuestra ciudad empedrada y hormigonada se convierte en un verdadero horno que sólo algunos sufridos turistas se atreven a pasear.
La fobia institucional al árbol está provocando que el implacable sol del verano afecte a comercios, a los coches aparcados y a los peatones que deambulan o esperan en un semáforo o en la parada del bus. Es decir, a la vida cotidiana de los vecinos de Salamanca, haciendo menos habitable su ciudad. Las excusas para cortar por lo sano o para podar de forma radical solo sirven para justificar unos tratamientos profundamente agresivos y dañinos para los árboles propios de mentalidades escasas de miras en lo que se refiere a la convivencia ciudadana y el papel beneficioso de la Naturaleza para el conjunto de la ciudad.
Parques como el de la Alamedilla o el de Garrido, amenazados por la construcción de sendos aparcamientos subterráneos, son ejemplos de cómo el árbol siempre pierde y nunca se queja. Para las autoridades municipales el árbol no tiene valor, no tiene importancia y es tratado como mobiliario urbano de quita y pon; olvidándose de que además de ser uno de los elementos más caros, el árbol es un ser vivo. Y desde luego la palma se la lleva Lanzarote, que debería pasar a la historia como el alcalde-leñador.
La Plaza de los Bandos, otro pequeño pero importante espacio verde en el centro de la ciudad histórica, ha perdido una parte significativa de sus árboles en los últimos años, los que quedan han menguado su porte y otros se mueren irremediablemente. Ha perdido su sombra porque “quizá” se trataba de un estorbo a la hora de acoger esas gigantescas carpas mercantiles que allí se instalan y que impiden el disfrute de la plaza a los vecinos. Sus árboles nunca han recibido los cuidados, el espacio y el respeto que necesitaban y merecen.
Es por ello por lo que, desde esta asociación ecologista, consideramos que las ordenanzas municipales y las múltiples cartas, declaraciones... e incluso la Agenda 21 Local son obviadas por el Ayuntamiento de Salamanca; dando como resultado una política alejada de la corriente mundial, la cual apuesta por reforestar las ciudades y porque los árboles tengan mayor presencia en las calles y en los parques.
domingo, 18 de agosto de 2013
Los disruptores endocrinos
89 científicos de todo el mundo, entre ellos siete españoles, han firmado la "Declaración de Berlaymont" pidiendo a la Unión Europea una legislación sobre los "disruptores endocrinos" y mostrando la enorme preocupación de la comunidad científica sobre la presencia de estas sustancias químicas en todo tipo de productos de uso cotidiano.
Lo que hacen es engañar al sistema de regulación endocrina y alteran seriamente todas las funciones que son reguladas por hormonas, muy especialmente en el desarrollo, adolescencia y vida fetal. Son responsables del aumento, en algunas zonas, del cáncer de mama, tiroides y próstata; de la pubertad precoz en niñas y de la caída de la cantidad y calidad del esperma; malformaciones genitales; infertilidad u obesidad... Persistiendo en las dos o tres generaciones siguientes.
31 organizaciones, de toda la Unión Europea, han iniciado una campaña para aumentar la sensibilización de los ciudadanos sobre los efectos sobre la salud de los disruptores y pedir a las autoridades españolas y europeas la eliminación de estos contaminantes.
Hasta ahora no se ha legislado siguiendo las opiniones científicas, sino anteponiendo los intereses comerciales a la protección de la salud de los europeos.Hablamos de sustancias que se utilizan para hacer plásticos, pesticidas, plaguicidas, compuestos retardantes de llama. Dentro de los plásticos uno de los componentes "disruptores endocrinos" sobre el que más se ha estudiado es el bisbenol A, que se encuentra desde CDs a empastes dentales pasando por equipos médicos o tapones de botella. El bisfenol A ha sido detectado en el 93% de los americanos analizados en diversos estudios. Se ha encontrado también en fetos, en los cordones umbilicales, en el líquido amniótico o en el tejido ovárico.
Lo que hacen es engañar al sistema de regulación endocrina y alteran seriamente todas las funciones que son reguladas por hormonas, muy especialmente en el desarrollo, adolescencia y vida fetal. Son responsables del aumento, en algunas zonas, del cáncer de mama, tiroides y próstata; de la pubertad precoz en niñas y de la caída de la cantidad y calidad del esperma; malformaciones genitales; infertilidad u obesidad... Persistiendo en las dos o tres generaciones siguientes.
31 organizaciones, de toda la Unión Europea, han iniciado una campaña para aumentar la sensibilización de los ciudadanos sobre los efectos sobre la salud de los disruptores y pedir a las autoridades españolas y europeas la eliminación de estos contaminantes.
lunes, 12 de agosto de 2013
740 peatones cada día
en el mundo mueren atropellados y las Naciones Unidas instan a los gobiernos a tomar medidas para paliar esta lacra.
De los 48.000 millones de desplazamientos que se hacen al año en España, ya sea a pie o en cualquier tipo de vehículo, motorizado o no, el 47% corresponde a los viandantes.
A pesar de la contundencia de las cifras y de la obviedad, todavía hoy el peatón es perseguido y se le culpa de no prestar atención, de ir bebido o drogado, de ser imprudente, de creer que puede andar por donde le da la gana...
"El peatón tiene derecho a vivir en un entorno sano y a disfrutar libremente de los espacios públicos en condiciones que garanticen adecuadamente su bienestar físico y psicológico", primer artículo de la Carta Europea de los Derechos del Peatón.En España los peatones fallecidos son casi un 20% de las víctimas mortales de tráfico. Según las cifras del año 2011, 380 de las 2.060 personas que perdieron la vida por accidente de tráfico (222 en zona urbana). Además 1.916 personas sufrieron heridas graves como consecuencia de un atropello (300 en carretera y 1.616 en ciudad) y otras 8.949 heridas leves (8.400 en zona urbana).
De los 48.000 millones de desplazamientos que se hacen al año en España, ya sea a pie o en cualquier tipo de vehículo, motorizado o no, el 47% corresponde a los viandantes.
A pesar de la contundencia de las cifras y de la obviedad, todavía hoy el peatón es perseguido y se le culpa de no prestar atención, de ir bebido o drogado, de ser imprudente, de creer que puede andar por donde le da la gana...