El Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca entiende que los atropellos de peatones se han convertido en sucesos frecuentes; a la vez que la gravedad de éstos se incrementa de forma alarmante. Desde el momento en que un niño o una persona mayor es atropellada, nuestra ciudad pierde la medida de ciudad “vivible” o segura.
Lo más lamentable es la actitud pasiva del Ayuntamiento de Salamanca, que disponiendo de medios suficientes para regular el tráfico urbano y mejorar la seguridad de los peatones, no lo hace, atribuyendo a la mala suerte los atropellos graves o culpando directamente a los peatones.
Mientras al Ayuntamiento le queden medidas por adoptar en materia de seguridad vial, debe sentir su parte de responsabilidad en todos y cada uno de estos atropellos. Los responsables municipales deben hacerlo notar en la redacción del Plan de Movilidad Urbana Sostenible haciendo una apuesta clara por la seguridad y la reducción del número de atropellos.
Entre las propuestas que el Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca ha trasladado a la Mesa Social del Plan de Movilidad se encuentra la reducción del límite de velocidad en todo el casco urbano a 30 km/h. Medida que serviría para pacificar el tráfico, incrementar la capacidad de reacción de los conductores y reducir la gravedad de los accidentes (en cualquier caso). El ejemplo del lamentable accidente del pasado domingo bien sirve para ilustrar las ventajas de esa medida; que, por otra parte, reduciría la contaminación, equipararía la competitividad entre medios de transporte y, como está demostrado, la fluidez del tráfico de vehículos.
El nuevo Plan de Movilidad debe establecer medidas eficaces que mejoren la seguridad vial y la convivencia entre vehículos y peatones. Éstos últimos por su debilidad ven vulnerados sus derechos en numerosas ocasiones. Independientemente de la desfavorable regulación semafórica, situación ya denunciada por esta organización, los vehículos tienden a invadir los pasos de peatones (Plaza España – Calle Toro o Paseo de San Antonio – Parque de los Jesuitas y un largo etc.).
Cuando los vehículos se encuentran con un semáforo en ámbar, por regla general, el peatón pierde prioridad de paso, tanto por miedo como por el hecho de que muchos automóviles no respetan al peatón. Si a este hecho se le une la atrevida forma de circular de un importante número de conductores, los cuáles rebasan los límites de velocidad o realizan movimientos bruscos, el resultado es que la seguridad y tranquilidad de los peatones se ve muy mermada.
Según los últimos datos publicados en la memoria anual de la Policía Local, en el año 2011 se produjeron en las calles de Salamanca 124 atropellos que se saldaron con 126 víctimas de alguna consideración. Siendo las principales causas de estos accidentes la conducción distraída y el incumplimiento por los conductores de las regulaciones de paso peatonal.
Respecto a la ubicación de los pasos de peatones, cabe denunciar su eliminación o traslado fuera de los itinerarios más cortos al considerar, cuando no debe ser así, que los peatones están supeditados a los intereses de los automovilistas y de la inalcanzable “fluidez” del tráfico.
Para el Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca el Plan de Movilidad tiene que examinar la realidad de Salamanca y contemplar políticas de seguridad vial. La dotación de una de mayor seguridad al tránsito peatonal iría en favor de una ciudad más sostenible en la que no sólo se usaría menos el coche, habría menos contaminación de gases, partículas y ruido, sino que también los accidentes se reducirían al máximo. Hoy por hoy esa política no existe y el nuevo Plan de Movilidad debe comenzar a establecerla.
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