Da la tremenda "casualidad" que esta circunstancia ha sido imprescindible para que pudiera llevarse a cabo un nuevo aparcamiento subterráneo, esta vez bajo el campo de fútbol del Colegio Calasanz, dotándolo de una entrada y salida que antes no podía tener. Por lo tanto, el nuevo carril es decisivo para dar servicio a ese aparcamiento.
Nuestros gobiernos autonómico y local, en plena crisis económica, no han dudado en invertir 4,1 millones de euros en la creación de tan sólo un carril de circulación, para un vial que no tenía mucho tráfico, lo que hace sospechar que se ha hecho para favorecer el acceso a la infraestructura privada.
El nuevo parking, cuya construcción está avanzada, y que tendrá plazas para uso residencial y rotacional, no está auspiciado por la planificación general del tráfico y la movilidad de la ciudad. Por lo que éste no debería haber sido admitido por las instituciones que velan por un desarrollo sostenible y coordinado de la ciudad.
También sería una forma de compensar a los peatones por el nuevo paso de la calle Jardines, ya que ahora van a tener que atravesar un túnel cuando antes tenían un puente con vistas, lo que es mucho más agradable para caminar (a pesar de las aceras raquíticas).
No tiene sentido emprender costosas obras, como ésta, si no conllevan mejoras en la ciudad y en sus habitantes (mayoritariamente peatones). Por ello ésta asociación ecologista confía en que el Ayuntamiento de Salamanca lleve a cabo una ampliación de las aceras del Paseo de San Antonio, y que en el futuro Plan de Movilidad queden reflejados unos derechos mínimos para los peatones referentes al espacio necesario para su movilidad.
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