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lunes, 14 de mayo de 2012

El nuevo Plan de Movilidad sólo será “sostenible” si no se basa en la construcción de nuevas infraestructuras

El Comité Antinuclear y Ecologista considera que en las últimas décadas el transporte privado ha sido el gran beneficiado de las inversiones municipales (asfalto, pintura, limpieza, construcción de puentes, aparcamientos, rotondas, nuevos viales, regulación y señalización...) dando por hecho que son beneficiosas para el tráfico; aunque en muchos casos no es así y, además, resultan muy costosas para todos los salmantinos, conductores o no.

Sin embargo, sobre el transporte público colectivo no se realizan inversiones tan elevadas, y ni siquiera los responsables institucionales le dedican la atención que el tema merece siendo muy preocupante el hecho de que los usuarios del bus urbano se hayan reducido, considerablemente, en el primer trimestre del año. Para esta Asociación el coste del servicio público debe ser sufragado por el automóvil privado, el hecho de estar subvencionado no debe de servir de coartada para empeorar la calidad de un servicio tan esencial, y además tendría que valorarse más la precaria capacidad económica de muchas familias pudiendo ser un servicio gratuito o casi para menores, jubilados, personas con alguna discapacidad o baja laboral.

Por contra, en los últimos años, se ha estimulado el uso del coche en base a la idea de que al haber muchos más aparcamientos subterráneos en la ciudad (privados, públicos, de grandes dimensiones o no, de rotación o de residentes...), que los hay, es posible utilizar el vehículo porque siempre se encontrará un lugar para aparcar. Se ha promocionado el uso del coche con el fin de dar vida a esos aparcamientos, que son negocios como cualquier otro, aunque no siempre se consigue. La mayoría  de ellos nunca alcanza el lleno salvo en momentos muy concretos, que de ninguna forma justifican la construcción de nuevos aparcamientos.

Desde el Ayuntamiento de Salamanca, sin planificación alguna, se ha iniciado y consentido la construcción de aparcamientos en el centro. Lejos de dar solución a los problemas reales de la ciudad, como la falta de aparcamiento en la mayoría de los barrios antigüos que carecen de garajes. Aspecto éste que sería interesante para descongestionar los barrios, resolver esa carestía y crear rutas peatonales en los mismos, que sólo sería adecuado si partiera de que no todos los lugares son aptos para construir estas infraestructuras. A veces el “precio” es excesivamente alto, como lo es la construcción de un parking bajo un parque, con la consiguiente pérdida de este último.

El Comité Antinuclear y Ecologista entiende que en la ciudad de Salamanca no debe promoverse la construcción de una sola plaza más de aparcamiento en rotación hasta que el 15% de los desplazamientos se realicen en bicicleta y tampoco deben promoverse aparcamientos (públicos o privados) que no estén contemplados en el Plan de Movilidad. En éste sentido cualquier iniciativa que afecte al municipio, debe estar contemplada en la planificación del mismo, así como las medidas correctoras para mitigar su efecto.

Los últimos aparcamientos promovidos en la ciudad de Salamanca lo han sido por colegios pertenecientes a órdenes religiosas que han encontrado la forma de convertir en dinero el subsuelo de las zonas de recreo. Además de construirse fuera de toda planificación, el Ayuntamiento de Salamanca no ha tenido ningún reparo en modificar la regulación del tráfico e incluso ha gastado sus dineros públicos para  mejorar y facilitar los accesos a esos aparcamientos (privados).

Por otra parte, Salamanca y su alfoz en el año 2012 disponen de un número más que suficiente de puentes sobre el Río Tormes. Estos puentes han propiciado un uso del automóvil que antes no existía. No es necesaria la construcción de más puentes, mucho menos con el fin de beneficiar promociones inmobiliarias, centros comerciales y otras iniciativas que a la larga no han resultado tan beneficiosas para el alfoz como presuponían los promotores.

Estos puentes han sido construidos con la disculpa de facilitar la movilidad cuando en realidad lo que pretendían era dar ganancias a algunos especuladores del suelo que se situaron estratégicamente en el sur de la ciudad, cuando el suelo apenas valía algo más que como suelo rústico. Precisamente, la planificación urbanística consiste en orientar el crecimiento de la ciudad hacia las zonas más favorables por no contar con barreras naturales (como el Tormes) o artificiales.

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