Esta asociación considera que el Plan de Movilidad debe afrontar los eternos problemas que el tráfico de vehículos causa y que sirven para justificar la interminable necesidad de inversiones en viales y otras infraestructuras. Y esto sin contar con que esos problemas conllevan más contaminación, ruido, estrés, pérdida de tiempo, pérdida de suelo urbano, menor calidad de vida de los salmantinos etc.
Conflictos reconocidos y bien identificados, como por ejemplo, la especial y concreta situación que se produce en casi todos los colegios e institutos, al entrar y salir, debido a que los alumnos no residen en las cercanías de los mismos (parámetro que se supone es tenido en cuenta en la escolarización en el centro escolar) deben ser abordados en este Plan de Movilidad y en una consecuente y efectiva Ordenanza de Tráfico.
Los abusos producidos por algunos transportistas durante la carga-descarga en cualquier punto de la ciudad, buscando siempre parar junto al destino, aunque sea en doble fila, y qué decir en las calles peatonales, sólo perjudican al propio tráfico. Por ello el Ayuntamiento de Salamanca debería crear más plazas de carga-descarga en las zonas comerciales (también de los barrios), con horarios acordados junto con comerciantes y transportistas, y preocuparse de que se respeten. Ejercer aquella actividad de forma ordenada va en beneficio de todos los profesionales del sector (dificultades para aparcar) y del tráfico (doble fila, accidentes...).
El Ayuntamiento de Salamanca, como responsable de la salud y del medio ambiente urbano, debe concienciarse de los graves problemas medioambientales que produce el tráfico de vehículos. Una mayor y mejor vigilancia de la contaminación del aire y del ruido permitirá establecer posteriores medidas con el fin de reducir todo lo posible cualquier forma de contaminación. Hoy día no se practica ninguna política en ese camino; y es muy necesario que así sea. Y para muestra un botón: en su día se trasladaron las casetas de medición a los lugares menos contaminados, es decir, la política del avestruz.
Medidas ya implantadas en otras ciudades, con menos contaminación y vehículos, están tardando en ser abordadas en Salamanca: uso compartido de vehículos (desplazamientos al trabajo, al colegio...); políticas para desincentivar el uso de vehículos (áreas de tráfico restringido a residentes, a carga-descarga, zonas 30 Km/h, radares...), incluso medidas fiscales (incremento del impuesto de circulación y de los vados); persecución y sanción para aquellas motocicletas, automóviles o camiones que contaminen (acústica y atmosféricamente) por encima de los parámetros establecidos...
Por tanto, el nuevo Plan de Movilidad debe establecer las líneas generales de una serie de Ordenanzas Municipales ya existentes (la de protección del medio ambiente atmosférico, la de emisión de ruidos y vibraciones y la de tráfico y seguridad vial) las cuáles deben ser modificadas de forma más restrictiva, además de trabajar en favor de su cumplimiento.
Esta asociación ecologista propone que el nuevo Plan de Movilidad de Salamanca sirva para establecer un calendario en la peatonalización de nuevas calles, para dar mayor prioridad, espacio y seguridad a los peatones y para hacer de Salamanca una ciudad más sostenible para todos sus vecinos.
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