Se parte del hecho de que iluminación es igual a consumo, y que consumo es igual a crecimiento económico y éste igual a bienestar, todo esto habría que habría que discutirlo, analizarlo y matizarlo, pero en estos momentos, teniendo en cuenta la grave situación económica por la que están pasando tantas familias en Salamanca, parece obvio que la mayoría de la gente gastará sólo en lo necesario y evitará lo superfluo, que por otra parte, seguramente sea el objetivo de los que proponen más y mejor iluminación: incitarnos al consumo impulsivo.
Aunque el caso de Salamanca sea distinto del de las grandes ciudades donde el gasto en iluminación navideña asciende a varios millones de euros, tanto por la instalación como por el gasto energético, con seguridad aquí el gasto tampoco es despreciable.
Eso sí, todos los años nos dicen que han sustituido las antiguas e ineficientes lámparas por leds u otros dispositivos "que ahorran energía". El Ayuntamiento alardea de ahorrar, pero no podemos olvidar que más de 60 calles se iluminan durante más de un mes, unas 6 horas cada noche, para “alegrarnos” la Navidad. Tampoco podemos olvidar sin más, el "III Estudio Alumbrado navideño" que la Asociación pro Derechos Civiles Económicos y Sociales publicó el año pasado en el que muestra que el gasto de iluminación en Navidad en Salamanca es muy superior a la media nacional. Nuestros gobernantes podrían mirar a esos países que tanto admiran por su economía, países como Alemania, donde en muchas ciudades no se pone ningún tipo de iluminación extra durante las fiestas navideñas.
Vivimos años de una grave crisis económica y fiscal. Muchas administraciones, y especialmente ayuntamientos, lanzan llamadas de alerta a la sociedad amenazando con el fantasma de la quiebra financiera, lo que justifica recortes en servicios sociales -como está sucediendo en Salamanca con la ayuda a domicilio de los dependientes-, culturales y servicios públicos en general. En una coyuntura presupuestaria de emergencia, como insisten en hacernos ver los gestores municipales, no se entiende muy bien cómo un ayuntamiento como el de nuestra ciudad tira la casa por la ventana invadiendo las calles con falsas ilusiones en forma de lucecitas de colores.
No es ahorro precisamente lo que se está poniendo en práctica en estas navidades. El derroche en iluminación no casa mucho con los mensajes de dramática austeridad que las administraciones exigen respecto a unos ciudadanos cada vez más empobrecidos. Por eso, desde el Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca hemos propuesto que este año, dada la grave situación económica que padecen tantos vecinos, el Ayuntamiento colabore con ellos y dé ejemplo de ahorro reduciendo el número de días de iluminación a 20, que el horario sea no más de 4 horas/noche y que predominen los sistemas intermitentes sobre los de luz fija.